lunes, 27 de agosto de 2012

Cuando empecé a soñar.

Cuando empecé a soñar con tus besos, me perdí en un mundo de pesadillas interminables que no dejaban de perturbar mi tranquilidad, mi estabilidad. Monstruos en mi cabeza me susurraban en sueños, y también despierta, la verdad que no me atrevía, o quizás no quería atreverme a creer. Cuando empecé a soñar, me sentía feliz en las horas en las que seguía siendo un sueño. Pero cuando desperté, caí en esa realidad que tornó, toda la belleza de tus besos soñados, en pura y grisácea maldad producida por mi subconsciente, entonces deje de soñar, para vivir una permanente pesadilla.
Y sigo diciendo, que me desgarra el alma y me roba el aliento cada vez que recuerdo esos besos. Que muero de rabia y de dolor cada vez que intento volver a ellos y por mucho que corra en su dirección, cuando me detengo, me doy cuenta, de que no me he movido, ni un solo milímetro.

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